Quisiera sentirme bien al terminar de escribir esto, pero
aunque así fuera, solo sería por un momento demasiado efímero. No sería
suficiente, no para ayudarme, no para soportar las noches que están por
delante; demasiadas noches.
El deseo de no vivir y mi instinto de no morir ya no pueden
convivir en un mismo cuerpo. En mi cabeza lo repaso una y otra vez, de día un ánimo
sombrío, de noche la cólera contra la almohada. Y ni mis mejores esfuerzos
sirven para aparentar ante otros lo que es evidente en mi interior, estoy podrido,
echado a perder. Mi pecho destrozado por ambas fuerzas opuestas que jamás me
dejan tranquilo, alberga aquella podredumbre, es lo único que parece alojarse
con comodidad entre grietas de rabia y amargura.
A veces cometo el error de arrastrar a otros, buscando su
atención, o su ayuda, utilizándolos para llenar aquellos vacíos, para olvidarme
del enojo y la tristeza. Pero solo logro infectarlos con mi miseria e
infelicidad para terminar alejándome de todo por igual. La soledad y la
desolación se vuelven una compañía desesperante, hasta el punto de perder la
cordura cada vez que estoy en su presencia, pero la alternativa me hace sentir
más miserable e inútil, porque creo que sí me preocupo, de una forma infantil o
primitiva, incluso deforme y abortada, pero algo siento que hace que el
contacto y el fracaso con las personas se sientan inmensamente más dolorosa que
el estar sólo con mis voces de locura.
Antes llegué a creer que el motivo de todo esto, era haber
perdido el amor de una persona. Pero va más allá de una pequeña porción de mi
vida. Ha sido siempre, ha sido desde que pude ver con mis ojos, que el amor
puede fracasar y marchitarse. Tal vez lo acepté, aún no lo sé, pero pensé que
tal vez podría demostrar lo contrario, mi error fue segarme totalmente ante
todo lo que ya conocía, y crear una imagen completamente diferente e idealizada
de lo que significaba amar a otra persona. Ni siquiera se bien ya que es lo que
siento, o que es lo que he sentido.
No tengo a qué aferrarme, y temo llegar al punto de
desesperarme, y de querer llevarme todo conmigo. No quiero terminar odiándome más
de lo que ya lo hago, no quiero que los recuerdos sobre mí sean esos, prefiero
seguir perdiéndome entre las sombras de la historia, perdiéndome de entre los
recuerdos de las personas, llegando solo a ser un fantasma de quien seguramente nadie conoció bien.
Si no fuera tan cobarde habría acabado con esto hace mucho
tiempo, pero temo demasiado hasta el punto en que no soy más que una masa
pulsante de debilidades. Desearía no serlo, para acabar con todas las
incomodidades, para ahorrar tantos problemas y sufrimientos, no solo míos, sino
de aquellas personas a las que con mi egoísmo y necesidades patéticas he
ocasionado daños. Pero no lo soy, y tengo que vivir con todo ello.
Desde hace un tiempo he pensado en volver a buscar ayuda, quien sabe, tal vez esta ves si pueda valer la pena, o simplemente me ayude a confirmar lo que siempre he sospechado sobre el fiasco de mi vida y la inevitable amargura que me espera en los años por llegar.
Solo creo saber que si la vida no me mata, la incertidumbre me enloquecerá, y no será una locura normal, porque seré testigo de todo lo que pase en mi cabeza, veré como se apodera de cada parte de mi ser sin hacer nada al respecto, y no porque no pueda, sino porque ya habré perdido la voluntad para ello.
1 comentario:
extraordinario
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